domingo, 31 de julio de 2016


            FIESTA DE EL CANO 2016. CRÓNICA GRÁFICA


Preparativos para cocinar la caldereta.

Caldereta de cordero. 120 k de carne.

Pelando ajos y preparando los demás ingredientes.

Se añaden los ajos, la cebolla, el pimiento, el tomate...

La caldereta adquiere ya su color y aroma característicos.

Los 250 comensales esperan en la plaza.

Comienza el baile después de la cena.

Muy buen ambiente en el baile.


























jueves, 28 de julio de 2016


                         UNA REINA EN EL CASTILLO DE LAS CUEVAS




Doña Urraca, hija de Alfonso VI, se convirtió en la primera mujer reina de Castilla. Fue coronada en 1109 y reinó hasta 1126 año en el que falleció a consecuencia de un parto, cosa muy habitual en aquella época.

El reinado de esta mujer fue turbulento, lleno de tensiones, luchas intestinas, alianzas y pactos complicados y una oposición furibunda por parte de un grupo de la nobleza.

Durante su reinado la Reconquista se vio frenada por el empuje de los Almorávides.

En Las Cuevas de Velasco existe una tradición remota, según la cual, la reina doña Urraca pernoctó una noche en el castillo de Las Cuevas de Cañatazor, nombre antiguo del pueblo.

Carecemos en esta leyenda de cualquier otra información que nos complemente esta curiosa noticia. Pero el hecho de que tal leyenda se haya mantenido tanto tiempo y siempre se haya dado según la misma versión la hacen más creíble.

Y sin embargo la historia no deja muy claro que fuera posible que la reina viniera hasta Las Cuevas de Cañatazor a pernoctar.

Cuevas de Cañatazor perteneció durante la Edad Media al alfoz o provincia de Huete. En realidad todos estos pueblos del valle del río Mayor, incluso Villar del Saz, correspondían a la Tierra de Huete. Y se sabe que hacia 1093 el rey de Castilla y León, Alfonso VI recibió la llamada “dote de Zaida” formada por una serie de poblaciones con sus castillos, entre los que se encontraban los de Huete y su territorio. Durante los años que median entre 1093 y 1108 estas tierras de Huete y Cuenca, aunque en parte seguían habitadas en sus principales núcleos por musulmanes, estaban bajo el dominio cristiano.

A lo largo de estos 15 años (1093-1108) doña Urraca pudo visitar estos territorios, pero no como reina sino como infanta. En 1108 se produjo la batalla de Uclés, tras la cual los cristianos perdieron no solo la plaza de Uclés sino también los territorios de Huete y Cuenca. Un año después era coronada reina doña Urraca. Y durante su reinado, la Tierra de Huete, entre la que estaba el castillo de Cañatazor, no perteneció a la reina de Castilla.

Pero también es cierto que durante esa época las fronteras eran imprecisas y cambiantes. Sabemos, por ejemplo, que Álvar Fáñez de Minaya atacó varias veces Cuenca, y la tomó de forma efímera en 1111, medio siglo antes de su conquista definitiva. Uno o dos años después, el propio Álvar Fáñez, tomó la ciudad de Santaver (Ercávica). Por lo tanto pudo haber un periodo breve de dominio cristiano en Huete y su territorio durante el reinado de doña Urraca. Futuras investigaciones aportarán sin duda luz a estas cuestiones.

El hecho de que se hable de que la reina pernoctó hace pensar que tan egregio personaje iba de camino y vino hasta el castillo de Cañatazor bien porque era el más cercano para alojarse durante la noche o bien porque era el más seguro del itinerario que seguían la reina y la comitiva real.

El valle del río Mayor fue frontera cristianomusulmana durante casi un siglo y en ese periodo atravesaron estas tierras, capitanes, como Álvar Fáñez de Minaya, ejércitos cristianos, espías y observadores, un gran ejército musulmán formado por unos cien mil hombres, con nueve campanas robadas en Huete, sus jeques, su caballería, sus arqueros, sus enormes timbales de piel de hipopótamo, con el famoso filósofo Averroes y el emir Abu Yacub Yusuf a la cabeza. No es extraño que en este trajín de tropas y de personajes también cruzase este valle la primera mujer que reinó en Castilla, la cual, por cierto, recibió el sobrenombre de La Temeraria.



En cuanto a la existencia del castillo de Las Cuevas de Cañatazor no queda la menor duda. El emplazamiento elegido para levantar la fortaleza, sobre la atalaya que preside el curso alto del río Mayor, cumplía bien las condiciones que se exigía a un baluarte medieval. Su misión era la de reforzar la frontera. Contaba con un foso y, a juzgar por los escasos restos que han sobrevivido, es seguro que se trató de una construcción militar de segundo orden, levantada en mampostería y con un interés estratégico pasajero. La pista histórica sugiere que pudo ser el rey Alfonso VII quien ordenase la construcción del castillo. Y de nuevo estamos a vueltas con la historia y la leyenda, pues si el castillo se levantó en tiempos de Alfonso VII no pudo doña Urraca pernoctar en él, salvo que antes hubiese ya otro baluarte de origen musulmán. En este sentido existen otras fuentes, si bien menos consistentes,  que citan a Mutarrif o a algún musulmán del clan de los Beni Di-l-Nun, de Huete, como promotores del castillo de las Cuevas de Cañatazor, en cuyo caso, durante el reinado de doña Urraca sí habría existido este fortín, aunque quedase en territorio enemigo.

Ante tantos indicios históricos que se oponen con obstinación a la posibilidad de que la reina doña Urraca se hospedase en el castillo de Las Cuevas de Cañatazor, la leyenda se yergue impertérrita y, ajena a todas estas especulaciones, se enseñorea de la memoria del pueblo y cobra verismo. Y es que una noticia como ésta, sencilla y desprovista por completo de la prosopopeya y de lo accesorio, invita a ser creída.

Sobre la Peña Redonda existe una repisa a modo de trono, excavada en la roca, que llamamos Sillita de la Reina. Desde allí se observa la hoja de abajo de la Vega como si se mirase el océano desde la proa de un barco pétreo. Más curioso resulta todavía que las personas mayores hablen de que antes de construirse el corral del Castillo ya existían en aquellas rocas, que entonces eran de lo público y hoy quedan dentro de los muros del cercado, varios posaderos donde han jugado muchas generaciones de niños del pueblo. Pues bien, uno de aquellos sitiales ya recibía también el nombre de Sillita de la Reina. ¿Tendrá esto algo que ver con la supuesta visita de la reina de Castilla?

domingo, 24 de julio de 2016


                            UN VERANO DE FIESTAS



El verano es la época de mayor animación del pueblo y durante este tiempo nos damos cita casi todos los nacidos en el lugar. Unos realizan una visita relámpago aprovechando uno de los fines de semana de julio o de agosto; otros, pueden permitirse el pasar una semana o unos días; unos pocos tenemos la suerte de poder veranear y permanecer en Las Cuevas hasta un mes o más.

Desde hace ya varios años vienen celebrándose tres acontecimientos durante los meses estivales, surgidos los tres por la iniciativa particular, pero que han cuajado muy bien y ofrecen otros alicientes para visitar el pueblo durante las vacaciones estivales.


Nos referimos a la llamada Fiesta de El Cano, instaurada por el recordado y querido personaje que le dio nombre; la Cena de Sobaquillo, interesantísima reunión gastronómico-festiva de la mayor parte de los habitantes del lugar y los visitantes y El Mercadillo, organizado, como cada año, por la Asociación de Vecinos AVACU.

En los tres casos, los organizadores desarrollan una tarea excelente que redunda en beneficio de toda la comunidad amueblando festivamente un verano que antiguamente se llenaba con las fiestas, venidas a menos, de San Pedro, Santiago, la Asunción y la Mansiega. 

El papel del Ayuntamiento aquí debe ser el de animar, facilitar, apoyar y reconocer la labor que realizan las personas que promocionan y desarrollan esos festejos.

Convocamos a todos a estas tres celebraciones, que durante el presente año tendrán lugar los días siguientes:




FIESTA DE EL CANO: sábado, 30 de julio. Recordad que hay que reservar previamente para conocer las necesidades de compra, aunque imaginamos que se admitirán inscripciones hasta última hora. Hasta el momento hay unas 190 personas apuntadas. Durante la edición del presente año habrá un emotivo recuerdo para El Cano.


CENA DE SOBAQUILLO: sábado, 6 de agosto. Como saben, consiste en una cena-degustación de guisos de los cuales cada uno aporta lo que desea. Se consigue un buen ambiente, como si se tratase de una cena de hermandad. La velada suele amenizarse con un baile.




MERCADILLO: sábado, 20 de agosto. El mercadillo tiene un recorrido ya amplio y está consolidado como uno de los acontecimientos más destacados del verano. Año tras año, la organización y desarrollo a cargo de los miembros más activos de la Asociación de Vecinos ha sido impecable y digna de todos los elogios.




¡¡¡NO TE PIERDAS LAS FIESTAS DEL VERANO!!!



jueves, 21 de julio de 2016






                                       POEMAS DE LUIS TARÍN



Uno de los impulsores y colaboradores asiduos de la revista El Otero fue Luis Tarín, quien publicó diversos artículos, entrevistas, semblanzas de personajes y, sobre todo, poemas. 

En la muestra de la producción lírica que nos dejó se aprecian varios aspectos: el más llamativo es que la mayor parte de los poemas están inspirados en el pueblo y en la relación íntima del autor con su tierra de origen. Hay referencias al Castillo, a la Ribera y descripciones del paisaje de Cuevas de Velasco. También aparecen palabras típicas de nuestro modo de hablar, como, arreñal, tajás de corteza, el presente (de la matanza)…

Por otro lado, sin renunciar a estos guiños con los lectores, hay versos de un estilismo depurado y de una hondura extraordinaria. 

Por todo ello, a modo de recuerdo y homenaje, presentamos aquí algunos poemas de este autor. Leerlos es una auténtica delicia.



HIMNOS EN LA NOCHE

En la noche inmensa,
por el arreñal,
la luna esparcía 
su blanco soñar.

Cantaban los grillos
¡qué gusto escuchar!
Nuestra alma medía
su ritmo a la par.

¿Te acuerdas, Antonius?
¡Nunca hay nada igual!

Pensé: ¿Es que no importa
a nadie gozar
cadencias de ensueño
que Natura da?

¿Qué es lo que falta?
O ¿qué se nos va?

Respondió la noche:
“Todo es empezar”

- ¿Por qué no se empieza?
- ¿Por el qué dirán?

Algo hay de eso cierto.
Ya hoy no falta pan.



FRUICIÓN SOLA

La mañana me abraza fríamente
con el filo de su alba
y al poco rato es
- como la hoz a la mies-
ese abrazo total que llega al alma
y la troncha y la siega 
y aun la embarga
de ese afán de la espiga para darse
y hacerse pan, y, luego, forma humana.

Estoy en El Castillo y amanece.
Las espigas son altas
y yo al verlas deliro en tanto goce
que hasta olvido sus raspas,
como olvido la espina de las rosas
como distingo el trigo y la cizaña.

Si va a gritar mi boca
una mano blanquísima la tapa.
Y es que ahora la calma me seduce;
¿pasará igual mañana?



UNA TAL PLENITUD

Quiero llegar a todo en mis palabras: 
Atardeceres lúcidos (¡tan míos!),
limpieza celestial del horizonte,
cerros casi baldíos,
cárcavas, barranqueras, verde monte,
peñascales sombríos,
¿acaso percibís mi voz de hombre?
¿Soy distinto a vosotras? No lejano.
Lejanos no lo sois:
nací de vuestros mismo materiales.
Pero hay un soplo en mí que no es en vano
y que es lo que a la vez la vida ordena
(aunque también asiste a los eriales).
¿Estáis a gusto aquí? ¿En dicha plena?
Igual me ocurre a mí.
¡Somos iguales!


LOS ÁRBOLES

Los árboles son muy raros:
se desnudan en invierno
y se visten en verano.
Y los pinos, al revés:
no se visten ni desnudan
y dejan ropa a los pies.


Y ERA ASÍ

Y era así. Tal como era.
Todo era ilusión allí.
Se repartían “presentes”
y se hermanaba la gente.
Eran tiempos de pobreza,
pero se comía oreja
y era una vida feliz.
“Comí tajás de corteza”-decía aquel-.
Y era así.
Y era una edad lisonjera
y era un sueño aquella vida,
una caricia sentida
en la juventud, vivida
en su sonrisa primera.








miércoles, 20 de julio de 2016


                         UN VERANO DE CUENTO
                             CLUB DE LECTURA





Para este próximo mes de agosto habrá en el pueblo una interesante experiencia de lectura. Se trata de leer varias personas el mismo libro para luego poder comentarlo. Si te animas a participar en la experiecia… Puedes sugerir qué tipo de lecturas te gustan. También los niños pueden participar con sus temas preferidos. 

Cada cual leerá a su ritmo y los participantes se reunirán los sábados, si lo desean, o cuando se decida para charlar sobre el libro en cuestión.

Podéis preguntar a Ester Urbanos ( watsapp: 68613 21 54 , o esther.francés.u@gmail.com) que es quien llevará este proyecto.

domingo, 17 de julio de 2016




                               EL VENDEDOR DE TELAS 

(Dibujo de Sofía López)


Antaño era frecuente ver por las calles del pueblo a numerosos buhoneros que encontraban en el negocio de la compraventa y de las reparaciones su modo de vida. Soplaba la chifla el capador y también el afilador; pregonaba su mercancía el perero; cantaban su salmodia el lañador y el estañador; acudían los anticuarios y se llevaban a veces verdaderos tesoros a cambio de “modernidades”, como los primeros cubos de plástico; anunciaban su espectáculo los titiriteros; voceaban su género los charlatanes, los meleros, los vinateros, los arroperos, los muleteros y…tantos otros.

Se cuenta que en cierta ocasión llegó al pueblo un comerciante de telas. El hombre venía con su yegua cargada de tejidos. Realizó el recorrido habitual por Las Cuevas de Velasco. Desplegó sus habilidades de vendedor ponderando en exceso los materiales que vendía, como suele ser costumbre de las gentes que se dedican al mercadeo. Halagó hábilmente a las clientas, como mandan los protocolos del buen vendedor. Y también tuvo que soportar el regateo, tímido unas veces, otras abusivo, de la clientela. 

Paraje del Chorrillo, visto desde Cuevas de Velasco


No se sabe a ciencia cierta si vendió más varas de tela o dejó de vender, aunque eso es lo de menos. Lo cierto es que, finalizada su visita, ya cayendo la tarde, enfiló con su yegua el camino de La Ventosa, de donde era natural o a donde se dirigía su próxima misión comercial.

Había sido una primavera muy lluviosa y los sembrados crecidos formaban un mar de espigas a punto de granar. El animal se abrió paso con dificultad por el embarrado sendero que cruzaba la vega y vadeó el río Mayor hasta alcanzar, por la Veguilla, el antiguo camino que conducía a La Ventosa. 

Antiguo camino de La Ventosa por El Chorrillo


Sería a esa hora en la que los musulmanes consideran que ha llegado la noche, pues no es posible distinguir un hilo blanco de uno negro, cuando el vendedor de telas se internó en el desfiladero del Chorrillo. 

Lo sucedido a continuación se cuenta entre los prodigios acaecidos en este viejo pueblo. La yegua se detuvo en seco. El hombre azuzó al animal con el ramal, pero la bestia se mostraba reacia a proseguir el camino, quizá con esa tozudez que muestran las caballerías cuando presienten la proximidad de alguna alimaña o de cualquier peligro. Tras la insistencia de su dueño, la jaca, reticente, echó a andar y al poco se produjo el suceso: un tremendo alud de lodo y piedras se desgajó de la montaña y se deslizó de súbito sepultando en un instante al jumento y a su dueño. El caos más absoluto reinó en el paso del Chorrillo durante unos minutos. Enormes rocas desprendidas entrechocaban con sonido hueco y aterrador que se difundía por la vega en ecos estremecedores y llegaba hasta el pueblo. La gente acudió a la Peña y al mirador del Castillo, pero la noche venía ya oscureciendo el paisaje y borrando los perfiles de las montañas y no era posible vislumbrar la auténtica dimensión del cataclismo que acababa de producirse.

Zona donde pudo producirse el desprendimiento.


La tierra se tragó al comerciante de telas y a su cabalgadura ese infortunado día. Y este extraordinario suceso que nos ha llegado oralmente, de generación en generación, parece incuestionable. Además se sostiene que nadie pudo rescatar de entre el lodo a los desdichados y que permanecen allí sepultados desde entonces. 

Siempre se ha especulado con que si el marchante de telas llevaba aquel día una buena bolsa, pues era conocido que se trataba de un tipo que manejaba mucho dinero. ¿Es posible que bajo el desfiladero del Chorrillo haya soterrado un cadáver de un vendedor de telas con su bolsa llena de monedas?

Si miramos al rincón del Chorrillo hoy en día, de lo que no cabe la menor duda es de que el aspecto original del lugar se vio modificado por un movimiento de tierras en el pasado. Quedan huellas muy claras de ello. Y, por otro lado, es preciso recordar que estos hundimientos o deslizamientos son muy comunes en nuestra tierra, especialmente tras periodos de lluvias pertinaces.